Esta obra de corte surrealista se distingue por la economía de elementos en su escena. Concretamente, presenta dos componentes principales: una figura en estado de levitación sobre un fondo dividido en tres franjas horizontales de diferente color. La figura levitante, que desafía la gravedad y las expectativas visuales, transmite una sensación de suspensión y equilibrio.
En la parte inferior derecha del cuadro, un punto negro de formas sinuosas emerge como un elemento crucial de la composición. Este oscuro punto, cuidadosamente integrado, actúa como contrapeso visual, aportando equilibrio y estabilidad a la obra. El artista ha utilizado este punto para equilibrar toda la composición, creando una armonía visual que contrasta con la aparente simplicidad de la escena.