Esta representación de la Afrodita de Cnido, figura icónica de la mitología y del arte antiguo, emprende una búsqueda de una nueva personalidad. A través de un cuidadoso tratamiento del color y la textura, altero los límites de la representación clásica para ofrecer una visión más personal, sin perder la esencia original de la diosa del amor y la belleza. La utilización de una amplia gama cromática y la incorporación de diversas texturas dotan a la obra de una profundidad y riqueza visual extraordinarias. La cabeza de Afrodita se presenta en perfil, enmarcada por un fondo tratado en tonos azules que, aunque cercanos al gris, desprenden una cálida atmósfera. Los tonos ocres y sienas que se insinúan en el fondo realzan esta sensación de calidez, creando un cautivador contraste. El pelo de la figura femenina se funde con el fondo, sugiriendo una sutil desintegración en el tiempo, un recordatorio de la fugacidad de la belleza y la vida misma.