Entre los años 2001 y 2004, el artista realizó una serie de óleos sobre tabla utilizando como motivo el tejado de la Casa Milà, más conocida como La Pedrera, en Barcelona, una de las obras más emblemáticas del genio de la arquitectura del siglo XX, Antonio Gaudí. En este cuadro en particular, el artista captura una caseta que se alza majestuosa sobre unas escaleras, bañada por la cálida luz del atardecer. La gama de colores utilizada en la obra, dominada por tonos cálidos, evoca una sensación de serenidad y resalta la belleza orgánica y sinuosa de la estructura gaudiniana. La atención al detalle y la manera en que la luz y la sombra juegan sobre las superficies curvas y texturizadas demuestran una profunda apreciación por la innovación y la maestría de Gaudí, invitando al espectador a contemplar y redescubrir los encantos de esta joya arquitectónica desde una perspectiva fresca y artística.