Esta pintura retrata a una mujer desnuda, tumbada en una posición relajada. Lo que realmente destaca en esta obra es el chal de rejilla que cubre parte de su cuerpo. El chal de rejilla está compuesto por una variedad de colores vibrantes que se entrelazan entre sí, creando una sinfonía visual que contrasta con la piel de la mujer. La luz que ilumina la escena resalta la textura de las telas rojas y la suavidad de la piel de la mujer. El chal de rejilla, además de ser un elemento decorativo, simboliza la libertad y la feminidad. El tejido abierto y transparente revela la belleza natural de la mujer, al tiempo que la protege y la envuelve en un abrazo suave.